Breonna Taylor era una paramédica afroamericana de 26 años que estaba ahorrando para ir a la escuela de enfermería. El 13 de marzo, estaba durmiendo en su cama, en su casa con su pareja cuando la policía realizó un allanamiento sin aviso. Taylor recibió 8 disparos de la policía pero un gran jurado declaró inocentes a los oficiales que la asesinaron. Desde que se conoció el fallo comenzaron las protestas en Louisville y se espera que se extiendan a otras ciudades.
Los policías de la ciudad de Louisville, Kentucky, entraron a la casa de Breonna Taylor con una orden de allanamiento que permite hacerlo sin dar aviso del procedimiento, supuestamente buscando a un sospechoso que ya había sido arrestado. Mataron a Taylor y arrestaron a su novio mientras intentaba protegerla. La policía disparó más de 20 balas, 8 de las cuales alcanzaron a Taylor. Kenneth Walker, su compañero, fue arrestado esa noche y mantenido en la cárcel hasta mayo bajo los cargos de intento de asesinato y asalto - ¡todo porque se defendió a sí mismo y a su compañera de un ataque! El arma de Walker era legal y estaba registrada. Disparó para defenderse a sí mismo y a su compañera de lo que él pensaba que eran intrusos. Durante el juicio, Walker fue la única persona involucrada que estuvo un tiempo en la cárcel.
De los seis oficiales que allanaron la casa de Taylor, sólo uno fue acusado de un crimen (wanton endangerment, poner deliberadamente en peligro a alguien, NdelT), un delito considerado no violento en Kentucky. El oficial, Brett Hankison, se enfrenta a un máximo de 1 a 5 años de prisión y su fianza se fijó en sólo 15.000 dólares. En otras palabras, el asesino de Taylor probablemente saldrá de la cárcel en los próximos días y esperará el juicio en su propia casa. Mientras tanto, innumerables negros y latinos pobres y de clase trabajadora no pueden pagar sus fianzas y por lo tanto no pueden salir de la cárcel, aunque los crímenes que cometieron no sean violentos. Un caso resonante es el de Layleen Polanco, una mujer trans* que murió en aislamiento en la ciudad de Nueva York porque no pudo pagar la fianza.
La causa contra Hankison ni siquiera reconoce que Breonna Taylor fue asesinada. La acusación no es por disparar al apartamento de Taylor, sino a los apartamentos de tres de sus vecinos. Esto no es justicia para Breonna Taylor.
De acuerdo con el llamado sistema de "justicia" criminal, irrumpir en el apartamento de alguien en medio de la noche y dispararle es aceptable siempre y cuando las balas que fallan no terminen en los apartamentos de sus vecinos. Al jurado no le importó que Taylor fuera asesinada a sangre fría por seis policías. Los cargos de Hankison son poco más que un tirón de orejas por no haber asesinado a Taylor "según las reglas".
Los intentos de la policía por cubrirse entre ellos fueron evidentes desde el principio. Sólo un oficial fue despedido de su trabajo. Además, el 10 de junio, el Departamento de Policía Metropolitana de Louisville publicó un informe de incidentes internos en el que se afirmaba que Taylor no tenía lesiones, a pesar de que le dispararon y murió en su propia casa. A su ex-novio se le ofreció un trato para que se declarara parte de un "sindicato de crimen organizado", un intento flagrante de manchar el nombre de Taylor y justificar el asesinato de los policías.
Justo una semana antes del fallo, la familia de Breonna Taylor llegó a un acuerdo de 12 millones de dólares con la ciudad de Louisville, uno de los acuerdos más grandes jamás otorgados a una persona negra asesinada por la policía. Vino acompañado de promesas de reformas, incluyendo más supervisión y un sistema para señalar a los oficiales acusados de uso excesivo de la fuerza. Pero estos fueron sólo intentos de aplacar a la familia y a la población de la ciudad mientras otro policía se sale con la suya.
No se equivoquen: el "sistema de justicia" está dejando pasar el asesinato de Breonna Taylor.
Uno de los oficiales que asesinó a Taylor envió un correo electrónico el martes a más de 1.000 de sus colegas. En él escribió: "Independientemente del resultado de hoy o del miércoles, sé que hicimos lo correcto legal, moral y éticamente esa noche. Es triste cómo los buenos son demonizados y los criminales son canonizados". Implica que Taylor era un criminal que se estaba haciendo pasar por un santo y que lo "legal, moral y ético" era matar a una mujer que estaba durmiendo en su cama.
El jurado y los fiscales del caso estuvieron de acuerdo.
Al examinar un caso claro de asesinato que involucra a seis policías, el jurado decidió que estos hicieron lo correcto. La historia parece repetirse una y otra vez: en el caso de Eric Garner, en el de Michael Brown, en el de Trayvon Martin. Una y otra vez, el sistema de justicia criminal dice que las vidas negras no importan.
La vida de Taylor no le importa a la policía, los tribunales o el gobierno local que declaró el estado de emergencia antes de conocerse el veredicto. El centro de Louisville fue cerrado, las ventanas de los comercios tapadas con placas de madera y se declaró un toque de queda. Twitter y otras redes sociales se llenaron de imágenes desgarradoras de gente llorando después de que el fallo se hiciera público y que la consecuencia más básica por matar a una persona negra fuera negada por el jurado. Mientras escribimos, la gente ya está marchando en Louisville, y se han convocado acciones en todo el país, que se espera que sean masivas. Los tribunales y la policía no dudarán en usar toda la fuerza de la ley contra los manifestantes, como ya lo están haciendo contra los miembros del Partido por el Socialismo y la Liberación (PSL) en Denver, los manifestantes en la ciudad de Nueva York, y las multitudes de manifestantes en Portland. Mientras que a uno de los asesinos de Breonna Taylor se le fija una fianza de 15.000 dólares en efectivo, los manifestantes de la ciudad de Nueva York fueron detenidos sin fianza durante más de un mes, acusados de lanzar un cóctel molotov a un coche de policía vacío. En Lancaster (Pensilvania), los manifestantes fueron retenidos con una fianza de 1 millón de dólares antes de que grandes manifestaciones presionaran a los tribunales para que la redujeran a decenas de miles de dólares.
Esta noche, en todo el país, se tomarán las calles de nuevo. Deberíamos organizarnos para echar a los policías de nuestros sindicatos - porque los policías no son trabajadores, sólo matan a los trabajadores como Breonna Taylor. Los sindicatos de policías son fundamentales para proteger a los policías asesinos, fundamentales para mantener "protocolos" que permitan a los policías salirse con la suya. Pero necesitamos más que eso, como los últimos meses han demostrado. Tenemos que parar todo y cerrar todo por Breonna Taylor. - no sólo cada autopista de este país, sino cada lugar de trabajo que cree que las vidas negras importan. Es hora de que la clase obrera responda a las graves injusticias perpetradas por el estado una y otra vez. Debemos unir la lucha contra la violencia policial con la lucha contra los desalojos y los despidos que ya estamos sufriendo. Eso es lo que significa luchar por las vidas de los negros.
Sabemos que los tribunales, los jefes y los políticos capitalistas no pueden y no quieren protegernos. Mientras se nieguen a aprobar una ayuda adicional para los que sufren debido a la crisis económica y a la pandemia, pueden y van a confirmar un nuevo juez de la Corte Suprema para quitarnos nuestros derechos y permitir rápidamente que los policías asesinos salgan libres.
Las vidas de los negros no le importan al estado capitalista. El sistema de "justicia" penal no es más que una farsa racista. Para conseguir justicia racial, para frenar los asesinatos de la policía y para hacer justicia por Taylor y a todos los demás afroamericanos asesinados por la policía, tenemos que abolir la policía y el sistema capitalista que la policía protege.
El fallo de Louisville pone de relieve la verdad: la policía es una fuerza asesina que no puede ser reformada. Cuando matan a los negros y aterrorizan a los negros y a las comunidades de la clase trabajadora, sólo están haciendo su tarea. Es hora de que digamos que ya es suficiente. Es hora de que paremos todo para gritar Black Lives Matter (Las vidas negros importan).