Fueron las manifestaciones más grandes desde el fin de la dictadura. En Santiago millones se movilizaron, y cientos de miles en todo el país. Cada vez somos más. Debemos transformar esta fuerza en una palanca para impulsar la huelga general activa y de lucha hasta echar a Piñera, sacar a los militares e imponer una Asamblea Constituyente que liquide el régimen y todas las herencias de la dictadura.
Millones se movilizaron el día de hoy. En Santiago se vivió la manifestación más grande en casi 30 años de democracia. 1,2 millones según la Intendencia, aunque fueron más. Así fue también en todo el país desde norte a sur, masivas mareas que se manifestaron en las calles. En todo el país se hablaba de la “marcha más grande de Chile” convocada por redes sociales y a la cual se fueron sumando cientos de organizaciones sociales.
Las masivas movilizaciones expresaron diversos sectores sociales, con protagonismo de la juventud y las clases medias. También intervinieron trabajadores, aunque solo en lugares más acotados con sus organizaciones como en Antofagasta. También acudieron a la manifestación miles de pobladores y jóvenes precarios de diversas zonas del país.
El tono de la manifestación fue pacífica, casi sin enfrentamientos y festivo y de carnaval, a diferencia de las revueltas que comenzaron hace exactamente una semana donde tanto en la capital como sobre todo en las poblaciones y comunas más periféricas del país la explosión del odio social de millones de pobres y sectores marginales, junto a la juventud, desarrolló una rebelión que tuvo la respuesta militar y del estado de emergencia por parte del gobierno, que a punta de balas y golpizas logró controlar la explosión del odio social de los barrios más marginales del país.
Los cánticos expresados en las manifestaciones expresaron el amplio rechazo al gobierno, con el “Fuera Piñera” como un sentimiento masivo y el repudio al estado de emergencia y los hechos de represión que hemos visto durante casi toda la semana. Así también, la denuncia a las herencias de la dictadura en pensiones y sueldos de miseria, salud pública de precariedad, y diversos malestares el “modelo” que legó Pinochet. En Valparaíso la dinámica fue distinta, donde más de 20.000 personas durante la mañana avanzaron hacia el Congreso, con una fortísima represión policial, con algunos miles que llegaron a las puertas del Congreso, y los parlamentarios obligados a desalojar.
El gobierno asesino y criminal de Piñera y la derecha, de forma completamente hipócrita, buscó dialogar con la manifestación para realizar sus trampas. Piñera con un tweet señaló: “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza. Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado. Con unidad y ayuda de Dios, recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos”. Mientras sacó a los milicos para, a punta de bala y temor tirarlos contra las más pobres del país que le permitió controlar los elementos más revulsivos y explosivos que pusieron en jaque a su gobierno, busca ahora dialogar con una marcha ciudadana para desviarla en los marcos de sus engaños y sus trampas institucionales.
Esta misma hipocresía refleja los partidos del régimen y los grandes medios de comunicación de masas, que mientras se sucedieron la revuelta criminalizaron furiosamente a ésta y a la juventud, y ahora buscan dialogar con las manifestaciones pacíficas para encausarlas en los marcos del viejo régimen de Pinochet, conceder migajas para que nada cambie realmente y así con sus engaños, sostener las herencias de la dictadura y del “modelo”.
Están preparando nuevas trampas y engaños. En los círculos del poder se preparan varias salidas: en la derecha se discute desde un cambio de gabinete hasta la formación de un gabinete de “unidad” con la oposición. Otros señalan que el camino es redoblar la apuesta con más medidas sociales pues serían insuficientes las propuestas. Sin embargo, como señaló bien el vocero de los grandes empresarios, Diario Financiero, están dispuestos a nuevas medidas sociales que permita desactivar las manifestaciones con concesiones que no toquen un pelo del sistema que instaló la dictadura, sin poner en juego el “modelo”.
La trampa del diálogo social de Piñera, así como las negociaciones parlamentarias con los partidos de la ex Concertación, van en este mismo sentido: conceder algo para no perder sus privilegios, que nos buscan desviar a las viejas instituciones para que todo se mantenga igual. Si no echamos a Piñera con la fuerza de las calles, con la huelga general y la movilización, se mantendrán las malditas herencias de la dictadura y continuarán los padecimientos de las grandes mayorías, los sueldos y pensiones de hambre, el endeudamiento, la educación y salud privadas. Con Piñera en el gobierno, serán puras trampas. Con el diálogo social y las negociaciones parlamentarias, se sostendrá con algunos cambios, el viejo régimen.
Otros dicen, de no ocurrir cambios que mantengan masivas movilizaciones en los próximos días, que es posible que se fuerce la renuncia de Piñera entre los salones de palacio e incluso la posibilidad de que se planteen plebiscitos que en manos de un gobierno derechista y un parlamento con mayoría de ladrones y de políticos millonarios al servicio de los grandes empresarios, sea amañado y que no resuelve los padecimientos de las grandes mayorías. A lo más, para los próximos años una Constituyente que deje intacto el Chile al servicio de los grandes millonarios y fortunas, que hoy están dispuestos a ceder migajas pero sin cuestionar los pilares de sus intereses.
Junto con miles de luchadores, desde La Izquierda Diario y el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR) creemos que hay que acabar con Piñera y convocar a una Asamblea Constituyente Libre y Soberana mediante una huelga general activa y de lucha, que lo tire abajo a Piñera y todo el viejo régimen.
El Partido Comunista y el Frente Amplio alimentan ilusiones en que mediante el “diálogo sin exclusión”, la negociación parlamentaria con la “oposición”, "plebiscitos” (no vinculantes) o en las próximas elecciones, podremos conseguir una salida favorable al pueblo trabajador. Sin embargo, esta política que ayuda hoy a salvar a Piñera al no proponerse voltearlo con la fuerza de las calles, contribuye al desvío que busca el régimen y los grandes poderes empresariales de cambiar algo para que nada cambie, y se postergue la resolución de nuestras aspiraciones sociales y democráticas.
La enorme fuerza que se ha desplegado esta semana jaqueando virtualmente al gobierno y a las viejas instituciones, cuestionando las herencias de la dictadura sufridas por las grandes mayorías, es un motor que debemos desarrollar para imponer una salida favorable a los trabajadores y el pueblo.
La lucha por conformar asambleas, coordinadoras y comités de lucha, un camino que no quieren las burocracias, está planteada para desarrollar las fuerzas desplegadas que impongan un camino favorable a los explotados y oprimidos del país, que permita avanzar hacia organizar la huelga general para tirar a Piñera e imponer una Constituyente verdaderamente Libre y Soberana, para que sea el pueblo quien realmente decida, y no que decidan los mismos de siempre en las viejas instituciones, que buscarán hacer de todo para que se mantengan sus privilegios y sus negocios.