Te explicamos con tres preguntas por qué la relación laboral bajo el subcontrato es un método de empobrecimiento para la mujer y la clase trabajadora.
¿De qué hablamos cuando decimos subcontrato?
El subcontrato, es una figura legal como forma de relación laboral que comenzó a regir en dictadura militar para “terciarizar” los trabajos, dicho de otra forma, es una situación en la que el Estado no interviene en la contratación de trabajadores, sino que le entrega la potestad y por ende cierta cantidad de dinero a una empresa para que ellos se hagan cargo de las contrataciones, y de las faenas, es la clásica idea neoliberal de quitarle poder al Estado y entregársela a privados, bajo la -falsa premisa- de que el sector privado funciona mejor.
Esto desemboca en, trabajos cada vez más precarios para les trabajadores, que se acentúa mucho más en la mujer trabajadora sumándole las brechas de género. Por supuesto los sueldos son más bajos que en una contratación directa por parte del Estado, pues hay una gran tajada de dinero que queda en manos de dichas empresas subcontratistas.
¿Qué quiere decir la demanda “acabar con el subcontrato”?
Esto no es más que acabar con el enriquecimiento de dichas empresas, y eliminar la innecesaria desviación de dinero que se sustenta en el trabajo ajeno. En concreto, eliminaríamos la contratación de trabajadores por una empresa, contratadas por otra empresa, y así sucesivamente en casos particulares, siendo una pirámide de desviación de dineros del Estado.
Por ejemplo, en el sector de la minería vemos la subcontratación en su máximo esplendor. Si la gran minera estatal -CODELCO- necesita contratar mil trabajadores para un trabajo concreto, o permanente, en vez de hacerlo directamente con un equipo de personas que se encargue de aquello, presenta licitaciones públicas, o bien realiza tratos directos con empresas, para que se encarguen de contratar aquellos mil trabajadores, obviamente, a un sueldo mucho más bajo de lo que ofrecería CODELCO, y además, dejando la seguridad del o la trabajadora y sus condiciones de trabajo, a merced de la empresa.
Sucede así con los casinos y parte del aseo, que son las áreas dónde más vemos mujeres dentro de la minería, subyugando a la mujer a trabajos que no modifican el status quo, mientras CODELCO hace alarde de que contrata más mujeres en sus faenas, siendo que solo representan el 9% y ubicadas en aquellas funciones principalmente.
Empresas subcontratistas de la alimentación como Sodexo, Aramark, son quienes explotan a la mujer trabajadora para su propio beneficio, y en pandemia, despidieron a una gran parte de ellas mientras sobreexplotaban a quienes iban quedando, con turnos de 12 horas o más, atendiendo por casino en promedio a 300 trabajadores. Coloquialmente ¿Se imaginan lo que es lavar a mano vajilla para 300 personas diariamente? Sin considerar las otras labores dentro del casino...
Compañeras trabajadoras ¿Es posible terminar con el subcontrato?
Por supuesto que sí, ahora, siendo esta una gran medida y pilar del neoliberalismo que favorece la desviación de dinero del Estado a privados, claro está que no veremos caer el subcontrato por medio de un decreto o ley, sino más bien será con la fuerza de la clase trabajadora, quienes, con su movilización, lucha y organización, logren derribar este método de empobrecimiento y precariedad de nuestra clase.
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